24 de junio de 2011

Dialogo entre profesor y estudiante

Matrimonio homosexual
Se encuentra este profesor cristiano, con una de sus estudiantes, que aprovecha la oportunidad, para hablarle sobre la discusión que hubo entre los estudiantes en el salón de clases del profesor X, que se especializa en cuestionar todos los planteamientos que hacen la sociedad y los cristianos acerca de la moral judeo-cristiana.

“¿Cómo está profesor? Gusto en saludarlo ¡Qué bueno encontrarlo! Tengo unas preguntas que hacerle sobre el asunto de los matrimonios homosexuales. Me dieron a mí la opción de defender en un debate la postura del por qué no deben de permitírsele a los homosexuales casarse, y quiero prepararme bien. Sabe usted muy bien que el Profesor X siempre nos ha dicho que tiene una regla para la discusión en clase: supervivencia del más fuerte. ¿Tiene unos minutitos para mí?

“Seguro que sí”.

“Pues mire profesor. Tengo unas ideas de cómo presentar el tema, pero quiero estar totalmente clara. Yo voy a comenzar a esbozar mí presentación y cada vez que usted entienda partinente interrumpirme, me dice: ¡Para ahí! ¿De Acuerdo?

“Muy bien, comienza tu argumento” “OK, comienzo. Los actos homosexuales son moralmente malos por qué……….”

“Para ahí”

¿WOW, tan pronto profesor?

“Si, aunque estoy de acuerdo contigo de que dichos actos son moralmente malos, no es de ahí donde debes de partir, es más no creo que ni siquiera tengas que usar esa línea de argumentación”.

“¿Por qué no?”

“Porque la pregunta que está sobre la mesa concierne a lo que es la ley aprobada, la ley matrimonial existente y que hace cumplir el gobierno, no la ley moral”.

“Bueno profesor, pero, ¿no están relacionadas ambas?”


“Si, están relacionadas, pero no de la manera en que lo estás pensando. No es un requerimiento moral para el gobierno el que todo lo que sea negativo o inmoral, tenga que ser declarado ilegal”.

“¿Por qué no?”

“Es una norma el pensar que el trabajo principal del gobierno es el proteger el bienestar común, no el mero bienestar individual. Por ejemplo, puede ser inmoral la glotonería, pera la ley no puede estar llevando un registro de cuántos postres suculentos llenos de calorías el ciudadano ingiere. Es inmoral el que la gente se emborrache, pero si la gente lo hace en la privacidad de su hogar, la ley no se mete. Ahora bien, si usted se emborracha, antes de entrar en la cabina del jet comercial, para volarlo, entonces eso serían otros 20 pesos. ¿Me sigues?

“Seguro profesor”.

“Otra gran razón lo es la prudencia. La ley puede estimular la virtud moral, pero no puede darse a la tarea de prohibir todos los vicios imaginables, porque la cosa se saldría de control, en términos de hacer cumplir la ley. Por eso es una buena regla a seguir el concentrarse en aquellos vicios y conductas que son las peores”.

“Bueno profesor, el caso es que si yo no puedo ir del argumento de que si “X” es inmoral “X” debería de ser ilegal, ¿cómo entonces podría yo argumentar contra el matrimonio homosexual?”

“Mira mija. Es mucho más fácil de lo que tú piensas. Lo único que tú tienes que hacer es ser específica en cuanto a la ley de la que estás hablando y sobre el propósito moral que hay detrás de ella.

¿De cuál ley estamos hablando?

“Por supuesto de leyes que regulan el matrimonio”

“Aquí te va mi primera pregunta: ¿Por qué debemos de tener leyes que regulen el matrimonio?”

“Pues, profesor, para estimularo y fortalecerlo, ¿para qué más?”.

“Buena respuesta. Pregunta dos ¿Por qué los que hacen la ley se deben de preocupar o no, de que los matrimonios sean unos sólidos?”

“Bueno, porque yo no veo manera en que hayas familias sólidas y funcionales, si no existen de la misma manera matrimonios sólidos y funcionales.

“Otra muy buena contestación. Aquí va la tercera pregunta: ¿Deben los legisladores estar preocupados por el bienestar o el debilitamiento de las familias?”

“Claro Profe, la familia es la unidad básica de la sociedad.

“OK, eso está bien, pero el tan solo el decir que la familia es la unidad básica de la sociedad, no es suficiente argumento como para que la gente pueda entender su importancia. Amplia más tu contestación”.

“Bueno, aquí vamos. Las familias producen niños. Las familias los protegen y los educan a que sean buenas personas, y si todo les sale bien, una vez esos hijos crezcan, asumirán unas responsabilidades sociales, se casarán y formarán otras nuevas familias. Si la cosa no sale bien, no van a madurar, crecerán para ser unos irresponsables y terminarán formando familias totalmente disfuncionales. Eso perjudicará a muchas personas, y en el último análisis, si la disfunción se convierte en la norma, se pondría en peligro la misma sociedad.”.

“Magnífico, en fin de cuentas, la razón por la cual tenemos leyes que regulan el matrimonio es con el finalidad de construir la sociedad, generación tras generación, a través de la procreación. Los niños necesitan a un papá y a una mamá, y eso es lo que el matrimonio es, marido y mujer. ¿Cierto?”

“Cierto”

“Ahora bien, las uniones homosexuales son totalmente irrelevantes a ese propósito. En este tipo de debate no hay ni siquiera que entrar en si sus estilos de vidas son buenos o no. Usted puede pensar que es un estilo abominable, o puede pensar que es lo mejor desde que se inventó el pan en “slices”. El asunto es que no tienen nada que ver con los propósitos para lo que se les otorgó un reconocimiento legal al matrimonio: no pueden mantener la gran rueda de las generaciones girando”.

“¡ Tremendo Profesor ! Puedo presentar una argumentación a favor del matrimonio heterosexual, y en contra del matrimonio homosexual sin entrar en debates sobre la maldad o bondad de ese tipo de estilo de vida”.

“Ciertamente.

¿Estás preparada para el próximo paso?”

¿Existe un próximo paso?

“Seguro, tú tienes que anticipar posibles objeciones al argumento presentado. Tienes que estar preparada para responder a los mismos”.

“Profe. ¿objeciones cómo cuáles?”

“Ahhh, yo no te la voy a poner fácil. Piensa. Ya posiblemente has escuchado algunos de ellos de parte de tus compañeros de clase y de profesores. Tira el primero”.

“OK. Usted me dice a mí que las uniones homosexuales son irrelevantes al propósito de las leyes que regulan el matrimonio porque los homosexuales son estériles, no pueden procrear. ¿Cierto? Pero, ¿las uniones entre hombre y mujer, no resultan a veces también en esterilidad?”

“Es cierto, pero la tendencia de la unión hombre-mujer es a producir niños. Son estériles solo cuando algo interfiere con la tendencia. La unión homosexual es simple y llanamente estéril”.

“Pero profe, en un sentido la unión homosexual puede ir alrededor del issue de la esterilidad –ya sea por adopción, o donación de esperma. Así es que el argumento del propósito procreativo del matrimonio se puede obviar porque aunque es cierto que no pueden procrearlos, si es cierto que pueden criarlos. ¿Cómo se puede rebatir eso? Yo no podría argumentar el que una lesbiana o un homosexual no pueda ser capaz de amar a un hijo”.

“El problema con un par de homosexuales criando un niño, no es que no puedan ser capaces de amarlo. Es que los papas y las mamas son diferentes, y los niños los necesitan a ambos. Tener dos “papás” y dos “mamás” no es lo mismo. Esto no solamente es sentido común, hay un gran y creciente cuerpo de evidencia de investigación sociológica que apoya nuestro punto”.

“Bien profesor, le acepto ese argumento, pero algunas personas no lo aceptan porque dicen que el matrimonio no solo es asunto de procreación, sino también de amor. Yo no quisiera verme en una situación donde tenga que discutir el hecho de que hayan parejas homosexuales que se tengan un verdadero afecto”.

“No creo que tengas que argumentar eso. El punto crucial es este. Por supuesto que el amor es algo sumamente importante en el proceso procreativo de marido y mujer. Pero la ley no está meramente interesada en el asunto del amor per se. En lo que tiene interés es en esa asociación procreativa que perpetua la raza humana. Si el afecto o amor, lo viésemos como algo apartado del proceso procreativo, y como elegibilidad para establecer el estatus legal de matrimonio, entonces legalmente nos podríamos casar con el gato, el perro o el “goldfish” de la pecera”.

“Bien profesor, tengo una última objección. ¿Dónde está el daño de un matrimonio homosexual? ¿No están deseosas todas estas parejas homosexuales de contraer matrimonio, para estabilizar sus vidas? ¿Cómo lo que pueda hacer una pareja homosexual puede afectar al matrimonio heterosexual, o a la sociedad?”

“Primero, No es cierto que el matrimonio signifique tanto para la mayoría de las parejas homosexuales. A muy pocos homosexuales les interesa realmente el contraer matrimonio. Esto se puede probar estadísticamente. En todas las localidades en donde se han hecho disponibles, ya sean las uniones civiles, o las parejas domésticas, solo un muy reducido grupo de parejas homosexuales han aprovechado las mismas. Esto nos sugiere claramente que la razón verdadera por las cuales estos grupos activistas están buscando el matrimonio homosexual, no es porque quieran casarse, sino obtener aprobación social. En segundo lugar, y no menos importante, la ley es maestro. Para bien o para mal, educa. ¿Qué mensaje le enviamos a una sociedad si permitimos que la oferta legal de matrimonio se le extienda a las parejas homosexuales? El mensaje que enviamos es que el matrimonio y la procreación nada tienen que ver el uno con el otro. ¿Sería eso un avance para las familias y su perpetuación?” “

No profesor, sería terrible para la familia. Oiga profesor usted me ha dado tremendos argumentos, pero ¿usted tiene una idea de cómo hacer que la gente los escuche”?

“Ahhh, muchacha, eso es un poco más difícil”.




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